Una ballena de 10 metros y medio y unas 12 toneladas murió misteriosamente y fue a parar a una playa de la costa (quizás fuese este caso). La policía sudafricana no supo que hacer con semejante cadáver y lo llevó a la isla de las focass donde un montón de tiburones no pudieron resistirse a probar tan delicioso y fácil bocado.
Las imágenes son espectaculares, en algunas se les puede ver hasta las caries a los tiburones de lo cerca que les enfocan. Encima como veréis hay un fotógrafo loco que se anima a subirse en la ballena mientras que los tiburones la muerden con el fín de sacar unas buenas fotos.
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